EL DIVORCIO EN COREA DEL SUR

Hace sólo una década, Sunoo, una de las agencias de citas a ciegas más populares en Corea del Sur, no tenía a ninguna persona divorciada entre sus clientes. El prejuicio social hacía que muchos coreanos se resignaran a tener un matrimonio infeliz antes que enfrentarse a una vida de soledad.

"Corea del Sur está en una transición", dijo Lee Woong Jin, de 38 años, director ejecutivo de Sunoo. "Es una realidad que el divorcio está aumentando y probablemente seguirá haciéndolo", señaló. 

La rápida evolución de las actitudes hacia el divorcio, así como aquellas otras cuestiones como el matrimonio, la maternidad y la convivencia, muestran una Corea del Sur en medio de una transformación social. Aún anclada en los valores confucianos de la familia y el patriarcado, Corea del Sur se está convirtiendo en una sociedad abierta donde los patrones de vida se centran cada vez más en la satisfacción individual. 

"Yo personalmente siento un gran cambio en comparación con hace cinco años", dijo Lee Yoon Jung, una coreana de 33 años, quien inició los trámites de divorcio en 1998 después de concluir que ella y su esposo no podían resolver sus conflictos de personalidad: "La gente decía, ' ¿Cómo te puedes divorciar? Es totalmente imposible el divorcio'. 

Ahora, la gente dice 'Si no es un buen partido, entonces no tienen que permanecer juntos necesariamente". Por otro lado, las parejas más jóvenes están desafiando desde hace mucho tiempo el tabú contra la convivencia. Vivir juntos se ha convertido en un fenómeno en Corea, a tal punto que muchos dramas coreanos están tratando el tema como parte de sus historias. 

Jang Seong Hwan , de 46 años, productor ejecutivo de televisión, dijo: "Hemos querido traer a la televisión temas que nunca fueron discutidos en público". Claro está, que nunca faltan espectadores que acusan a este tipo de series de fomentar el divorcio. 

En conclusión, el divorcio, que fue casi inexistente hace varios años, está siendo más aceptado por la sociedad coreana. Es cierto que aún falta abrir mucho más la mente, sobre todo aceptar a las mujeres divorciadas que prefieren estar solas antes que soportar un matrimonio fallido sólo para evitar el rechazo de los demás.